Desde niña tengo un sueño que se repite de vez en cuando.
Mas que sueño es una pesadilla.
Si no me psicoanalizas te lo cuento…
Verás, el sueño empieza de mil formas, pero siempre me lleva a un coche.
El coche de repente empieza a moverse por la carretera. Sin mi consentimiento, claro.
Trato de frenar pero lo frenos no van y empiezo a acojonarme.
Tiro del freno de mano.
Sorpresa.
Tampoco va.
Más sudores fríos.
La dirección ya te puede imaginar. Yo muevo el volante pero el coche va a su rollo.
Nervios, tensión y la sensación de «voy a morir» me dejan sin aire.
Intento quitar las llaves, no sé porqué.
Pero en aquel maldito coche nada funciona y parece que yo nada puedo hacer.
Entonces, junto la poca valentía que me queda, abro la puerta y me tiro del coche en marcha como en una peli americana.
Ahí suelo despertarme con el corazón como si se me quisiese salir por la boca.
Me he encontrado con mucha gente que le pasa lo mismo en sus negocios, aprietan palancas, botones, giran volantes y parece que nada funciona.
¿Deberían entonces tirarse del negocio en marcha?
Habrá alguna vez que no quede más remedio, pero hay algo que puede evitar llegar a esto.
En mi sueño me faltó una cosa: conducir. Pisar el embrague y tratar de meter alguna marcha. Sospecho que eso podría arreglar las cosas.
En los negocios, las estrategias y la planificación podrían ser lo equivalente.
Ir probando cosas aleatorias sin ninguna razón casi nunca sirve de nada.
Es como encontrarte un boleto de lotería premiado en mitad de la calle. ¿Te ha pasado? A mí tampoco.
Pero pararnos a pensar, desarrollar hipótesis, ponerlas en marcha, medir, analizar y corregir, eso sí funciona.
De eso te hablo aquí:
Estrategia para negocios con valores
Lorena S.