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Vender valores como un forajido

Hay algo irresistibles en los forajidos.

Se hacen libros y películas sobre sus vidas y se les idealiza. Queremos ser como ellos o que nos amen como en una tragedia griega. 

Un forajido legendario en Australia es Ned Kelly.

Tan legendario que hasta se le considera héroe nacional. 

Murió pronto, en 1880, con 24 años y su forma épica de morir lo convirtió en leyenda.

Ned Kelly empezó su carrera como delincuente con 11 años, poco después de morir su padre. 

La adolescencia es chunga para todos, pero para el fue más.

Fue a la cárcel por robar.

No por robar cosas pequeñas, que también. Fue porque el tío robaba ganado. 

Cuando salió de prisión, la cosa se complicó con unos agentes de la policía y tuvo que huir con su hermano. 

Sus cabezas valían su peso en oro. 

Para mejorar la situación se metieron en una espiral de atracos a bancos. 

Pero esto no fue lo que convirtió a Ned en leyenda. 

Mientras vivía escondido, escribió una carta a la opinión pública donde explicaba los motivos por los que hacía lo que hacía. En la carta ponía a caldo a políticos y policías que favorecían a los protestantes y perjudicaban a los católicos. 

Se convirtió en un símbolo de la resistencia contra las autoridades. 

Al final la policía dio con él y lo rodearon en una posada. 

Se fabricó una armadura casera y salió por la puerta bajo una lluvia de disparos. Sobrevivió, pero le dieron en las piernas, lo detuvieron y lo ahorcaron en Melbourne en el año 1880.

Aún se habla de él.

Hasta Johnny Cash le compuso una canción. 

Y todo porque dijo lo que mucha gente pensaba. 

Así que cuando me preguntan que si los valores o el propósito venden, respondo un «no te quepa duda». 

Pero no lo valores de colores, ni los falsos. 

Tampoco basta con tener solamente unos valores, hace falta algo más. Ned Kelly lo tenía. 

Si no tienes claro que tu empresa o marca lo tenga, te lo cuento aquí: 


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 PD: Hablo de propósito el martes.